Ojos que no ven
Yo no lo vi. Sólo escuché la historia. El muchacho
falleció. Llegó con el cerebro fuera de la cabeza el domingo en la tarde
después de celebrar un cumpleaños de familia.
Yo no lo vi, sólo lo escuché. Su madre conducía otro
automóvil unos carros más adelante. Él la llamó para decirle que lo chocaban
una y otra vez por detrás.
¿Qué hago?
Ella le dio alternativas, instrucciones, imaginando lo
peor sin que hubiese sucedido, implorando en algún lugar de su mente que no,
que no le hicieran daño, que estaban cerca, que ella lo protegería. Que Dios,
por favor, Dios, protégelo. Tal vez ya era tarde cuando lo pidió, unos
segundos, una fracción de segundos, ya le habían disparado. ¿Escuchó ella el
disparo por el celular?
Ella llegó, encontró a su hijo con la cabeza deshecha.
¿Qué quedaría de esa frente que ella besó, de esa cabeza que acarició, de esa
mente que cultivó, guió, enseñó? Cargó, con seguridad abrazó, ese cuerpo que
durante nueve meses fue parte de ella, esa criatura que ayudó a caminar por
primera vez, a la que le celebró sus primeros dibujos, sus primeras letras, sus
primeras lecturas. La cabeza deshecha…
Yo no lo vi. Sólo lo escuché… Imaginé… los cristales
salpicados de sangre y cerebro. Imaginé las manos de ella, ensangrentadas,
recogiéndolo, cargándolo…
Yo no lo conocí. Hoy lo vi por primera vez. Un niñito,
como cualquier otro, sentado junto a otro en una foto de la niñez. Una foto
como la que yo le tomé a mi hijo en su field day, como la que tú le tomaste al
tuyo en la graduación de kinder, como la que ella le tomó al de ella
chapaleteando en un a piscina, como la de nosotros, la que cada uno de nosotros
tiene en algún álbum de familia para recordar la niñez de los nuestros. ¿Qué
pensará ella, el padre, la hermana, la abuela, el abuelo cuando vean la cara de
ese niño en las fotos de familia?
Yo no lo vi, yo no lo conocí. Ojos que no ven, corazón
que no….siente.
1 comentario:
Triste realidad la nuestra en donde nos toca mostrar solidaridad.
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